El Impacto de DACA
Hoy recordé a Ramón tras meses de no verlo con sus inseparables acompañantes: sus libros y cuaderno de estudio. Su imagen, llegó a mi mente con su acostumbrada expresión seria, introvertida y de pocas palabras. Pese a contar con sólo 29 años de edad, su rostro delataba el cansancio con el que se presentaba a tomar clases cada mañana después de trabajar más de 12 horas preparando pan.
Aunque Ramón no era el estudiante con las calificaciones más sobresalientes, si era uno de los más responsables, respetuoso y atento a una de las materias que le permitiría obtener su certificado GED para seguir superándose en Estados Unidos y avanzar junto con la oportunidad que le daba el DACA con sus "soñadores".
El programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), creado por el Departamento de Seguridad Nacional en los Estados Unidos en junio 2012, bajo la administración del entonces presidente Barack Obama, sirvió de amparo a cerca de 800 mil indocumentados la mayoría niños y adolescentes. Ramón encontró cobijo y motivación en ese proyecto de gobierno lo que lo impulsó académicamente a continuar sus estudios pero también personalmente, pues albergaba la esperanza de cumplir con el más grande de sus sueños: volver abrazar a sus padres, "en especial a mi mamá" a la que no veía por ya cerca de diez años, dijo alguna ocasión en clase.
Este joven dueño de un rostro que era difícil verlo sonreír y poseedor de un cuerpo corpulento debido a la pesada carga de costales de harina que realizaba en su trabajo, se acercaba a mi en ocasiones como un niño avergonzado para pedir disculpas por haber llegado cinco, o diez minutos retrasado a clase tras haberse quedado dormido luego de las largas horas de jornada laboral.
Ramón despertó mi admiración silenciosa por su dedicación y compromiso como estudiante al entregar tareas y proyectos a tiempo pese a su escaso tiempo libre entre clases y trabajo. Lo recuerdo entrando sigilosamente cada mañana al salón de clase mostrando en su rostro las huellas de cansancio producto del desvelo e intensas horas de trabajo. Sin embargo, se mostraba animado con la idea de sentirse cobijado con el DACA el que lo protegía de una posible deportación mientras cumpliera con ciertos requisitos, como el no tener antecedentes criminales o contar con bachillerato, diploma del TASC o GED, el cual estudiaba haciendo un verdadero esfuerzo al sentir la obligación de aportar recursos monetarios para sus padres en su natal México.
Hoy, 5 de septiembre de 2017 Ramón volvió a mis pensamientos al considerarlo entre esos 8 mil soñadores a los que se les despojó de sus ideales al eliminar el DACA. En la práctica de la enseñanza, también yo he aprendido observando que hasta el estudiante con la cabeza más dura, absorbe conocimiento cuando es responsable, asiste a clases y tiene una meta. Los "dreamers" han sido forjados cada uno de ellos en base a un sueño, por el que han trabajado bajo incertidumbre, presión y responsabilidad, pero al mismo tiempo con el ferviente deseo de alcanzar lo que seguramente ha moldeado en ellos una temple de hierro que difícilmente permitirá que se derrumben sus metas por lo que todavía no se ha cerrado este capítulo con el anuncio del Fiscal General de los Estados Unidos, Jeff Sessions.
Ramón, te recordé reafirmando mi admiración hacia ti. Entendí tu sacrificio sobrehumano el que hoy reconocí en cada uno de los jóvenes que como tú desde hace tiempo se han concentrado en estudiar y servir a este país para estar preparados ante este nuevo reto que apenas comienza. Mi solidaridad y apoyo necesario para todos los Ramones en lucha.