Siempre quise que solo fuera un cuento chino

Iris Urbano Ramos, es estudiante de GED en Triton College, Illinois, casada y madre de dos niños describe los inicios del COVID-19 en su vida en uno de sus argumentos de clase:

Iris Urbano Ramos, es estudiante de GED en Triton College, Illinois, casada y madre de dos niños describe los inicios del COVID-19 en su vida en uno de sus argumentos de clase:

Al principio solo trate de pensar que tenía que prevenirme del COVID 19 y no pensar qué podía convertirse en una realidad pues había nacido en un país tan lejano: China.

Sin embargo, todo cambio de un día para otro cuando comencé a escuchar y a leer que ya habían casos de ese asesino invisible en lugares de Estados Unidos. Al principio trate de ser optimista, pero cuantos más infectados del COVID-19 anunciaban me daba algo de temor.  Incluso antes de establecerse oficialmente la cuarentena entre en pánico. Recuerdo que estaba en mi coche, en el estacionamiento del supermercado trate de respirar profundamente, no encontraba un espacio para estacionarme ya sabia que tantas personas estaban ahi para comprar provisiones extras, en ese momento trate de ser fuerte, pensé en mis hijos y mi esposo. No quería que se sintieran tristes, o pasaran algo  parecido a lo que yo estaba sintiendo, en ese momento. Respiré una vez más profundamente, mis lágrimas brotaban de tristeza y temor al saber que el COVID-19 ya estaba cerca de nosotros. La distancia no impidió que se convirtiera en una pandemia mundial.

Después de ese momento,  me dije a mí misma, tengo que hacer las compras aunque no me guste mirar numerosas personas desesperadas comprando demasiadas provisiones, como que si el mundo literalmente dejara de existir. Pero si estaba sucediendo algo perecido.  Aunque lo mejor de esa situación fue que comenzaría una nueva historia en mi vida, en la de mi esposo y de nuestros hijos al disfrutar de un tiempo de calidad en familia.

Al final llegue a casa muy triste y muy desesperada por todo lo que aun faltaba por suceder. Todo era realidad y no un cuento chino como quería pensar ya estaba comenzando ha afectar a mi familia con el cierre de las escuelas, lo que sería el comienzo de como mis hijos se verían afectados emocionalmente, empezando por no convivir con sus amigos de la escuela. Después, con la desesperación de no poder salir de casa para prevenirnos de no ser contagiados por esa inmundicia que tristemente ha cobrado la vida de muchas personas.

No pierdo la esperanza, ni la fe que  pronto los médicos encontraran el medicamento para que sea destruida esa peste porque no siento decirle (corona -virus) ya que no tiene ningún mérito para llevar por nombre: "corona".